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Cirugía de tumores cutáneos.

Los tumores cutáneos, ya sean benignos o malignos, pueden tratarse mediante procesos de cirugía plástica cuya complejidad varía en función de las características de la lesión.

Extirpación mediante crioterapia, láser o extirpación quirúrgica

Los más comunes, los tumores benignos, es decir, verrugas, pecas, nevus, quistes sebáceos, lipomas, pequeños angiomas, etc., pueden ser tratados mediante operaciones simples que solo precisan de anestesia local y no requieren hospitalización.

Lo normal en estos casos es aplicar procesos como la crioterapia, el láser o proceder a una leve extirpación quirúrgica.

En cuanto a los tumores malignos, el diagnóstico previo es fundamental para determinar el tipo de lesión.

Estos requieren, por parte del cirujano plástico, extirpar el tumor y sus bordes externos, por lo que será necesaria la reconstrucción de la zona mediante suturas, colgajos o injertos.

La muestra extraída a partir de una operación de tumor cutáneo debe ser analizada para garantizar la profundidad y tipo de lesión.

Primera consulta consistente en exploración física, explicación de posibles técnicas y posibilidades. Valoración de uso de técnicas tipo injertos ó colgajos cutáneos ó tratamientos asociados. Análisis preoperatorios, valoración por anestesista si sedación, consentimiento informado.

Entre 15 min. y 1 hora. Anestesia local o sedación, Apósito desde quirófano, posibilidad de precisar colocación de drenajes. Estudio anatomopatológico de la pieza extirpada.

Ambulatorio ó sala de recuperación 1 hora si sedación.

Revisión en consulta a los cuatro días, cura. Retirada de suturas en las primeras 2 semanas. Revisión 1, 2, 6 meses y anual. Seguimiento coordinado con Dermatología y Oncología si precisa.

Para ejercicio 2 semanas. Inflamación va disminuyendo en las primeras semanas.